“Atención: todo parecido con la realidad
es tan solo una horrible casualidad"
En el más pequeño pueblecito ribereño;
a orillas del estrepitoso río Caroní,
hay una adolescente de cabellos carmesí;
labios de nueva aurora y de mirada "sin dueño".
La linda y vanidosa adolescente
quiere en su cabello, una permanente,
pero resulta que no hay peluquero
en este pequeño pueblo playero.
-¿Qué hago?, ¿con quién me hago la permanente?-
se pregunta la muchacha inocente
mientras se espeja en las aguas bravías.
Así pasaban serenos los días
y la triste niña no conseguía
aquello que ella tanto apetecía:
una hermosa y flamante permanente
que enmarque su rubor de sol naciente.
Un día en que nadaba la damita;
saliendo del agua hacia la playita,
aconteció que la cruel desventura
quiso darle un regalo a la insegura
bañista; quien pisó incauta un temblador
irreverente, sin querer, por error.
Así fue como la anguila inconciente
le diera a la joven su permanente;
muy cerquita de la fluvial corriente,
total, completa, permanentemente.
PD.:
Disculpas les pido por el trágico humor
que aquí les describo sin ningún pudor.
Y recuerden, por favor
que todo parecido con la cruel realidad
es sólo coincidencia, tan sólo casualidad.
es tan solo una horrible casualidad"
En el más pequeño pueblecito ribereño;
a orillas del estrepitoso río Caroní,
hay una adolescente de cabellos carmesí;
labios de nueva aurora y de mirada "sin dueño".
La linda y vanidosa adolescente
quiere en su cabello, una permanente,
pero resulta que no hay peluquero
en este pequeño pueblo playero.
-¿Qué hago?, ¿con quién me hago la permanente?-
se pregunta la muchacha inocente
mientras se espeja en las aguas bravías.
Así pasaban serenos los días
y la triste niña no conseguía
aquello que ella tanto apetecía:
una hermosa y flamante permanente
que enmarque su rubor de sol naciente.
Un día en que nadaba la damita;
saliendo del agua hacia la playita,
aconteció que la cruel desventura
quiso darle un regalo a la insegura
bañista; quien pisó incauta un temblador
irreverente, sin querer, por error.
Así fue como la anguila inconciente
le diera a la joven su permanente;
muy cerquita de la fluvial corriente,
total, completa, permanentemente.
PD.:
Disculpas les pido por el trágico humor
que aquí les describo sin ningún pudor.
Y recuerden, por favor
que todo parecido con la cruel realidad
es sólo coincidencia, tan sólo casualidad.
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